Sakura (flor de cerezo)

Sakura (桜) es el nombre que se le da en Japón a la flor del cerezo o del ciruelo. También se le nombra sakura a tres especies de plantas del género Prunus, que es un género de árboles y arbustos, que incluye varias especies cultivadas por sus frutos, como el ciruelo, el cerezo, el melocotonero o duraznero, el albaricoquero o damasco y el almendro.

En el archipiélago del Japón existe un sinnúmero de cerezos que adornan el paisaje. No hay que viajar muy lejos para encontrar alguna de las 300 variedades autóctonas. Las flores suelen ser de cinco pétalos dentados -aunque otras variedades tienen mucho más- y están dispuestas en racimos. Presentan una gama cromática que va desde el blanco casi puro hasta el rosado e incluso el carmesí, con sutiles tonos intermedios. Su forma y su color han simbolizado por siglos la pureza y la sencillez.

La imagen del cerezo en flor es espectacular. Cuando la tenue luz del sol se filtra entre las nubes y baña sus delicados pétalos, el árbol emite un resplandor entre rosáceo y blanquecino. Claro, más imponente aún es ver un cerezal entero.

Las montañas de Yoshino gozan de tradicional renombre por la blancura de sus cuatro extensos cerezales, integrados por más de cien mil ejemplares. Hay una zona llamada Hitome Senbon (“Mil cerezos de un vistazo”) en la que, hasta donde alcanza la vista, toda la ladera exhibe flores blancas, dando la impresión de estar nevada. No es de extrañar que anualmente acudan a ver este glorioso espectáculo más de trescientos cincuenta mil visitantes.

Los cerezos pueden plantarse de forma que creen efectos exquisitos. Por ejemplo, si se ponen dos hileras paralelas en las que se toquen unas ramas con otras, surgirá un “túnel”. Imagínese caminando bajo un racimo floral tras otro, bajo una bóveda de tonos blancos y rosados, sobre un suelo cuajado de pétalos.
Pero las delicadas flores no duran mucho: su apogeo es de sólo dos o tres días, o incluso menos si hace mal tiempo.

Cuando los pétalos se desprenden por millares de las ramas, se crea la sin par ilusión de que cae nieve rosada. En un abrir y cerrar de ojos, sin aviso previo, caen airosamente al suelo. A veces, el viento se los lleva en ráfagas y los riega por doquier. Los japoneses dan a éste fenómeno, que reviste el suelo en un delicioso manto rosado de frágiles pétalos, el gráfico nombre de sakura fubuki (“nevada de flores de cerezo”). Pocas escenas de la naturaleza nos dan tanta serenidad.

Durante el año los árboles de cerezo permanecen únicamente forrados de verdes hojas, y está desnudo en el invierno, pero hacia el inicio de la primavera florecen, decorando los parques con su apariencia de nubes rosadas.

En Japón se realiza el festival de Hanami (花見) en su honor puesto que es su flor más significativa (pero no la oficial); durante éste los familiares y amigos se reúnen en los parques con cerezos bajo la sombra de los mismos y, a modo de «picnic», comparten alimentos mientras celebran la aparición de las flores.

El alcohol forma parte intrínseca de esta fiesta y su consumo en grandes cantidades es casi de obligado cumplimiento. «No se trata de organizar una fiesta ruidosa sino de sentarnos tranquilamente a observar la belleza de las flores mientras se bebe sake».

El alcohol es una parte muy importante de esta festividad en Japón, una sociedad sujeta a estrictos protocolos que lo utiliza para desinhibirse y mejorar las relaciones laborales y personales, normalmente plagadas de formalidades.

Allí se olvida la política y se monta una auténtica verbena al estilo nipón: comida a la venta como tallarines, yakitori (pinchos de pollo) y takoyaki (bolas de pulpo), junto a mucha cerveza y sake.

El espectáculo es además un importante reclamo turístico en Japón y los extranjeros en seguida se ven contagiados de la ilusión de sus anfitriones.

Un paseo por algunos lugares de Tokio especialmente estratégicos por su concentración de cerezos, como el cementerio de Aoyama, el parque Shinjuku Gyoen o el paseo Budokan, da una idea de la fascinación japonesa por una flor cuyo nacimiento se identifica con el inicio de la primavera.
Los japoneses valoran mucho este mes ya que el hecho de florecer los arboles supone una nueva epoca de cambio en la vida de las personas, los estudiantes se graduan y pasan a un nuevo curso, la gente empieza a trabajar… digamos que la pimavera aqui seria como un septiembre en espanya…

La floración comienza en enero en la región sur del archipiélago, en Okinawa, y prosigue hacia el norte hasta llegar a Hokkaido a finales de mayo. Este avance, conocido como el frente de la floración del cerezo, es objeto de informes periódicos en la televisión, la radio, la prensa e Internet. La noticia de que los cerezos se encuentran en flor arrastra a millones de personas hacia lugares que propicien su contemplación.

La costumbre de la hanami (“observación de flores”) se remonta a la antigüedad. En este caso, las flores no son otras que las de cerezo. Ya en el período Heian (794-1185 d.C.), la nobleza celebraba fiestas en las que salía a admirar el sakura. En 1598 el shogún Hideyoshi Toyotomi organizó una de ellas en el templo de Daigo-ji (Kioto). Todos los señores feudales y demás ilustres huéspedes recitaron bajo los árboles poemas que loaban la belleza de las flores. Las damas lucían en sus ropas el elegante dibujo del sakura.

En la era Tokugawa (1603-1867), también la gente común adoptó la costumbre de juntarse para comer bajo los cerezos como forma de esparcimiento. Comían, bebían, cantaban y bailaban mientras admiraban las flores con sus familiares y amigos. Esta popular tradición aún sigue vigente y convoca a muchísimas personas que acuden a su lugar favorito para deleitarse con los copiosos pétalos.

El sakura es una constante en la historia y la cultura japonesas. Aparece con frecuencia en la prosa, la poesía, el teatro y la música. Y en el transcurso de los siglos, los pintores han plasmado el esplendor de sus flores en objetos tan diversos como vasijas y biombos.

Hasta los samuráis hicieron suyo el sakura. Estos guerreros estaban dedicados por entero a sus amos, y se esperaba que, de ser preciso, diera su vida en el acto. Para ellos, las flores del cerezo eran un emblema de la brevedad de la vida (las flores una vez han brotado solo viven dos semanas antes de deshojarse). La obra Kodansha Enciclopedia de Japón dice: “Dado que las flores del cerezo caen tras una breve floración, se han convertido en un símbolo idóneo del sentimiento estético nipón: la belleza efímera”.

La admiración nacional por éste árbol aún perdura. Sus flores suelen aparecer representadas en los hermosos kimonos, así como en artículos domésticos, pañuelos para el cuello y diversas prendas de vestir. Son tan apreciadas que muchos padres se enorgullecen de dar a sus niñas el nombre Sakura, en honor de la flor de cerezo.

Una fiesta que también nos recuerda la historia de las esposas de los samuráis

Durante la Era Meiji en Japón, era muy común que se fuera a buscar a las casas a los mejores samuráis que había, sin importar si eran jóvenes o ancianos. Durante muchos años se mantuvo una guerra que cobro muchas vidas tanto en las cruentas batallas como en el propio hogar.

Se volvió muy común que las mujeres casadas con samuráis se quedaran solas, por lo que se estableció una ley en la que se les prohibía que se vieran con otro hombre que no fuera de su familia. La ley decía que cualquier mujer que fuera encontrada con otro hombre fuese asesinada junto a su acompañante, solo se obtenía la libertad de cumplir esa ley (es decir tener vida social y casarse de nuevo) si podía probar que su esposo había muerto en combate. Curiosamente en los registros nunca se encontró a ninguna mujer asesinada por esta ley y por el contrario se encontraron tantas mujeres muertas como samuráis. Ninguna de estas mujeres fue asesinada, ellas mismas lo hacían cuando su esposo caía en batalla. En señal de amor eterno se pintaban en la espalda su nombre y se practicaban el Harakiri (腹切)o Seppuku (切腹) (suicidio ritual por desentrañamiento, los samuráis consideraban su vida como una entrega al honor de morir gloriosamente, rechazando cualquier tipo de muerte natural. Por eso, antes de ver su vida deshonrada por un delito o falta, recurrían a este acto).

Las esposas tenían el mismo honor, lealtad y espíritu guerrero que los propios samuráis, su mayor entrega y honor era vivir junto a sus esposos durante toda la eternidad. La tradición dice que cuando un samurai partía de su hogar se plantaba un ciruelo o cerezo en el jardín en su honor y por ese motivo siempre realizaban este ritual frente a su árbol. Tras la muerte la sangre de la esposa era absorbida y recibida por su esposo (el árbol) tornando todas sus flores de los tonos rosados más bonitos del planeta (la flor de estos árboles eran originariamente blancas).

La Era Meijí es muy conocida por sus crueles asesinatos y batallas, pero es poco conocido como se vivía estos duros tiempos en los hogares. Muchas mujeres se suicidaron en señal de amor y otras por amor a sus esposos no se casaron y siguieron vivas para cuidar a sus hijos como verdaderos samuráis.

Desde tiempos antiguos, los japoneses han apreciado la belleza de la caída de los pétalos de las flores de cerezo más que la de un árbol en todo su esplendor floral, admirando su valentía cuando están cerca del final. Creen en una vida que florece y cae como las flores de cerezo. Además, estas flores son el emblema de la Armada Japonesa.

Es el símbolo por excelencia de todas las artes marciales que siguen un Do (camino), porque carece de un objetivo utilitario; la flor del cerezo no produce fruto y no da más que su belleza.

Así deben ser todas las actividades humanas, desinteresadas y bellas.

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Té de sakura

La flor que se usa para hacer el té son el sakura que florece con muchos pétalos y esto lo marinan (adobar/marinar/encurtir/poner en remojo/poner en adobo) con sal y algunos otros ingredientes. Es fácil de preparar, pero hay que comprar primero el té de sakura, que se vende en paquete o embotellado, y suele venir adobado con sal. Colocas una flor en la taza y se le agrega agua caliente. El té sabe salado y con aroma a sakura.

Generalmente se ofrece en ocasiones festivas como en ceremonias de compromiso o en ocasiones de negocio, porque el sakuracha tiene como significado «florecer», dar buen agüero.
Su comienzo está en el año 1.717, dice que prepararon omochi (dulce japones hecho de arroz) envuelto con la hoja de sakura.

Además del ocha (té) lo que se puede encontrar en pastelería o panadería son el sakura ampan que es un pan dulce con anko y en el medio le ponen el sakura.
El sakuramochi, que está envuelto con la hoja de sakura, la hoja está marinada con sal, es salado y la combinación de la hoja salada con el relleno anko, dulce que combina muy bien.

9 respuestas to “Sakura (flor de cerezo)”

  1. Queria darte las gracias por colocar esta informacion, ya que me a servido mucho para una tarea del colegio.
    Es dificil encontrar informacion util y precisa como la que haz entrergado aquí.
    Me haz hecho un gran favor
    Atte.
    Giselle
    Punta Arenas, Chile

  2. gracias, queria hacerme un tatuje con flores , que tuvieran significado y me has ayudado a decidirme

  3. Me parece una de las flores mas bonitas del mundo fuera de eso quiero saber si es una flor de clima frio, templado ó caliente y también quería saber si las encuentro facil en otros paises.

    Muchas gracias.

  4. me gustaria saber en que clima se desarrolla, si es posible asesorenme acerca del clima y cultivo de este arbol, podria funcionar en guanajuato mex.?

  5. donde consigo esta planta y cuanto cuesta?

  6. Sergio Trautmann Says:

    Estuve en Japón y pude ver este espectáculo , en la película el ultimo samura lo muestran

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    ufff me encanto me resolvio muchas dudas q tenua acerca de sakura y aprendi cosas nuevas esa flor me encanta la amo es hermosa inclusi compre un perfume de sacura !! jaja 🙂

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